Con Manfred

Si alguna lección hemos aprendido, tras el golpe de Estado de 2019, tiene que ver con la memoria histórica que tiene el boliviano. Parece ser que esta memoria comprende de 5 a 10 años como máximo. Por lo dicho, esperar que algún cochabambino recuerde quién fue Manfred, lo nefasto que fue, y asocie ese conocimiento a las decisiones y acciones que le generaron consecuencias a Cochabamba, es una tarea poco menos que imposible.

No es un tema volitivo sin duda, tiene que ver más con lo simbólico de su presencia en esta época. Esta candidatura apostará por el semblante de su imagen frente al otro, y en esa diferencia, intentará apropiar su voto a la ilusión de que si votas por él, te asemejarás a él o al menos a su círculo social. Aprovechará su marcada diferencia con el “masismo”, más concretamente con el último representante que tuvo este partido en la alcaldía. Manfred sin duda alguna, sacará rédito de su ausentismo de poco más de 12 años en el país, producto del referéndum revocatorio y escapatoria a los “esteits” en 2008, vendiendo el discurso de ser el salvador de los cochabambinos.

A pesar del amplio prontuario, desarrollado y expuesto en redes sociales, al votante entre 18 y 40 años, no le interesa quién fue y qué hizo Manfred, no le interesa la historia, lo ha demostrado en esa inacción, frente al abuso constante de un grupo paramilitar motorizado. Ha existido en muchas personas, una marcada apatía, frente a la violencia ejercida sistemáticamente, hacia sus vecinos. Es decir, la decisión de votar por Reyes Villa, tiene que ver más por lo estético y efímero de la moda, en el sentido de dejarse llevar por la corriente, contrario al “deber ser” de la consciencia ciudadana en democracia.

La circunscripción 20 del departamento, ha sido desde siempre, el nido votante de la derecha “cochala”, representa muy abiertamente la separación entre el ciudadano dotado de privilegios urbanos, frente a los que no tienen acceso pleno a servicios básicos. La mayoría de los habitantes de esta circunscripción, demuestran lo dicho en acciones y expresiones conservadoras y racistas. Esta circunscripción comprende la zona norte de la ciudad, al oeste un poco más allá de la zona de Sarco, al sur la Av. Blanco Galindo y al este, las zonas de Queru Queru y San Pedro. Como ejemplo, uno de los eventos oscuros en la historia cochabambina, fue Enero Negro de 2007. En aquella ocasión, la población violenta y racista, partió organizada desde estas zonas, con la intención de expulsar de la plaza cívica y de la ciudad, a campesinos que habían llegado de las provincias, en protesta al discurso separatista de Reyes Villa a favor de la independencia de Santa Cruz. En otras palabras, una parte de la población asentada en la C-20, salió a defender a este personaje, con armas de fuego, palos de golf y bates de béisbol; estos últimos, envueltos en alambre de púas y con pañuelos blancos, simbolizando claramente, la hipocresía de su discurso. A propósito de aquella ocasión, muy ligado a Manfred Reyes Villa, encabezando una de estas falanges intolerantes, se encontraba José María Leyes, que más tarde pasó a ser alcalde electo en 2015, demostrando la corta memoria histórica de la que hablo. Los asesores de Manfred, pasaron a ser los de Leyes y producto de ello, la corrupción fue eucaristía en su gestión, hay que recordar los famosos casos: Mochilas I y Mochilas II.

El golpe de Estado de 2019, tuvo la complicidad de Reyes Villa, unos audios salieron a la luz, en los que se podían escuchar, que se propiciaba con meses de anticipación, “la preparación del terreno” para su retorno, una vez que cayera el gobierno de Morales. Un suceso significativo en este periodo, tiene que ver con la noticia que surgió en medio del proceso golpista, debido a que el grupo paramilitar motoquero, tenía como depósito y centro logístico de planeamiento y seguramente de bendición, la Iglesia de Cala Cala, ubicada en la C-20. La plazuela aledaña del mismo nombre, incluso tuvo como monumento a su violencia, una motocicleta. Considero que para validar la premisa, no hace falta abundar más al respecto.

Fácilmente, se puede caer en el error de decir, que la gente que vive en estas zonas, tras tener un año de gobierno no constitucional, inoperante y corrupto, ha cambiado su posición; sin embargo no es así, hasta pareciera que para ellos, la corrupción es aceptada y bien vista, no hay que olvidar que sus representantes, apadrinaron a sus grupos de choque y entre otras cosas, liberaron de la cárcel a su alcalde Leyes, festejando a la par, la represión y humillación que vivían sus vecinos del sur.

En las Elecciones Generales de 2020, la única circunscripción en Cochabamba, en la que ganó un candidato de derecha fue la C-20, muestra clara de que pese a lo vivido, aún queda vigente, la derecha reaccionaria en Cochabamba.

Sin Manfred, las diferencias entre el norte y el sur de la ciudad fueron disminuyendo, si éste ganara las elecciones, este sector geográfico de Cochabamba (el sur), agudizará en su problemática, iniciada por él en los años 90, de ser solo un botadero y fosa séptica de la zona norte. Con Manfred, no continuaría el progreso del sur, debido a que enfocaría un 90 % de su gestión, en favorecer a los sectores que lo apoyaron y sirvieron demagógicamente. La violencia será normalizada ante cualquier protesta o reclamo, y ésta será ejecutada por sus favoritos, los motoqueros. Nuevamente la intolerancia y la discriminación, será normalizada, transmitida hacia las personas que viven el sur, para que ellos no puedan ir a los centros comerciales, restaurantes, discotecas, parques, plazas y cines de la zona norte (nuevamente).

Después de la recuperación de la democracia en octubre de 2020, hay esperanza y paz entre los habitantes, debido a que los violentos han sido descabezados, y debe procurarse la permanencia de éstas, por sobre todo. Sin embargo, el pueblo cochabambino, debe saber que está ante un riesgo latente de conflicto y retraso en el desarrollo social y urbano. Hay que tener presente que la C-20, solo representa un tercio de la ciudad, y la lucha debe centrarse, en no dejar que los restantes tercios, no sean absorbidos por el espejismo del pertenecer al norte.

Mucho antes de la recuperación de la democracia, sin intereses electorales, salió a la luz un personaje odiado por la prensa y por estos sectores conservadores. Sobresalió por defender a las victimas de los violentos, por defender al pueblo. Ahora es candidato a alcalde, y merece el voto del que quiere como autoridad edil, a un defensor natural de los derechos humanos. Es bastante claro, que para eliminar las diferencias, primero hay que nivelarlas y en ese camino va Cochabamba, apostar por un actor del pasado, será retroceder en el progreso social y cultural de nuestra ciudad.

Ariel Percy Molina Pimentel “El Molinario
Abogado y Militante MAS – IPSP
Miembro Colectivo La Vanguardia

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