El liderazgo de la lucha debe reactivarse y la fuerza de nuestras voces debe unirse nuevamente en el actual contexto para exclamar en el unísono ¡Alerta! ¡La derecha no pasará! ¡Los golpistas no volverán! Frente a los nuevos intentos de esa línea política –ahora en modo fascista (ideología, movimiento político y sistema de gobierno totalitario de extrema derecha que se opone a la democracia, el comunismo, el liberalismo y la internacionalización)- para desestabilizar a nuestro gobierno democrático y constitucional, consolidado gracias a la lucha del pueblo boliviano hace más de un año, mediante una campaña de rechazo y desinformación sobre normas destinadas a beneficiar a los bolivianos.
En los últimos días, el ficticio paro indefinido fue magnificado por varios medios de prensa amarillista ya identificados por la población, como una forma de ayuda a la difusión de la convocatoria de líderes y dirigentes extremos de oposición para convulsionar nuevamente el país con el pretexto de exigir la anulación de la Ley 1386 de Estrategia Nacional de Lucha Contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas y el Financiamiento del Terrorismo que –a su juicio y conveniencia– supuestamente afecta a la propiedad privada de todos los bolivianos, pese a las aclaraciones que realizó el Gobierno a varias oportunidades.
Fruto de ese efecto mediático, lamentablemente se generaron puntos radicales de bloqueo y enfrentamientos entre bolivianos, provocando la muerte de un hermano campesino del norte de Potosí que, según el certificado de defunción, falleció por una bronco-aspiración; sin embargo, en imágenes mostradas en las redes sociales, el cuerpo del occiso aparece con golpes que le habrían propinado personas eufóricas llenas de racismo y discriminación de COMCIPO durante un enfrentamiento.
De acuerdo al estudio de forenses, el campesino habría sufrido un Traumatismo Encéfalo Craneal por los golpes, situación que lo dejó inconsciente y posteriormente se produjo la bronco-aspiración.
Pero si nos fijamos o nos enfocamos cuales son las verdaderas intenciones de esa medida de presión, que atenta nuevamente al bolsillo y a la economía de todos los bolivianos, encontramos que la derecha fascista pretende repetir la receta que utilizó para debilitar, desestabilizar y acabar con el gobierno de izquierdas del entonces presidente Evo Morales, uno de los más progresistas de la región durante 14 años.
No olvidemos que esa convulsión comenzó en el área urbana de Potosí, como ahora está pasando, respaldado por los cívicos de Santa Cruz -miembros activos de la “recalcitrante derecha”, como diría el exvicepresidente Álvaro García Linera, motivo por el que las masas deben declararse en alerta y en constante movilización, siempre de forma pacífica, para hacer prevalecer el retorno y obediencia a la democracia, que se consolidó con la victoria del actual presidente Luis Arce en los comicios del 18 de octubre de 2020.
Ante esa situación, como vanguardia en la lucha y amantes del retorno a la democracia, la estabilidad, la certidumbre y la esperanza, elementos importantes que logró la gestión de Arce en 12 meses de gestión, mediante políticas acertadas en las áreas de salud y economía, para combatir al COVID-19 y salvar al estado de la quiebra, debemos evitar que la historia se repita e insistir que los hechos sangrientos de antes y los de ahora no queden en la impunidad.
También, los servidores públicos deben salir en pleno a la defensa en estos tiempos donde nuevamente se encuentra amenazado el proceso de cambio que lidera ahora Arce, más aún ante los últimos sucesos ocurridos y no repetir la cobarde actuación de algunos en 2019 que, como todos sabemos y conocemos, varios se escabulleron cuando la disque “revolución pitita”, ahora “pititos”, rebaso a nuestras filas.
Quizá ahora es la oportunidad para que aquellos “grandes militantes” del proceso de cambio puedan redimirse con su compromiso por el bienestar del pueblo.
El Vanguardiano
Miembro del Colectivo “La Vanguardia”
Militante del MAS y del Proceso de cambio.