La historia oficial siempre la han escrito los hombres sobre los hombres, sobre los héroes, los mártires, los tiranos, los oprimidos, siempre ellos sobre ellos.
En Bolivia esto se ha replicado a niveles macro y micros, ¿Por qué? Porque en Santa Cruz de la Sierra desde la conformación del Comité Cívico Pro Santa Cruz en 1950 se ha marcado la impronta de la tierra cruceña. Este Comité dirigido por hombres desde su fundación, empezando por Melchor Pinto Parada hasta Rómulo Calvo que hoy es su Presidente, se ha apropiado de la identidad de los y las cruceñas.
Parafraseando a un autor; el Comité Cívico Pro Santa Cruz no representa los intereses de los cruceños y las cruceñas, sino de los grupos de poder cruceños oligárquicos, pero logró constituirse en la expresión del sentimiento camba, convertida en cruceñidad.
Ese sentimiento camba construido e impuesto por hombres ha elaborado guiones, unos para hombres, otros para mujeres y éstos han traspasado de generación en generación.
Para las mujeres cruceñas está reservada exclusivamente la belleza, la farándula, el carnaval, las operaciones que sean necesarias, el cuidado de la reputación y de vez en cuando un acto de caridad. Por eso la existencia de María Nela Prada, hoy Ministra de la Presidencia de Bolivia, los amenaza porque es una cruceña que se rebeló a su guión.
Los amenaza porque ella ha decidido desafiar esa “cruceñidad” impuesta para las mujeres y edificó su propio proyecto vital.
Los amenaza porque reconoció que todos los derechos de los que ella gozó no los tenían todos, por lo que no eran derechos naturales sino privilegios impuestos sobre el cuerpo de otras y otros.
Los amenaza porque rechazó el “sentimiento camba” impregnado de discriminación y misoginia y prefirió construir un sentimiento nacional que no excluya a nadie, donde las mujeres puedan ser auténticas desde lo que son y no desde lo que ellos quieren que sean.
Los amenaza porque irrumpió los cánones de la mujer cruceña “magnifica” y desde la resistencia corporal les ha demostrado que se puede construir, crecer y brillar sin ser cosificada e instrumentalizada como objeto de deseo y dominación.
Los amenaza porque les ha dejado claro que Santa Cruz no es su hacienda.
Los amenaza porque ha desnudado su machismo autoritario.
Los amenaza porque no les tiene miedo.
Los amenaza porque de cruceña a cruceños les ha dicho que Santa Cruz no son sólo ellos, que hay más que esa cruceñidad de exclusión, racismo y odio.
Ellos temen no ser temidos por ella.
Ellos la insultan por su condición de mujer, por su vestimenta, por su apariencia, por su cuerpo porque argumentación frente a las verdades que les dice, no tienen.
Ellos la atacan como Ministra porque no necesitó de ninguno de sus grupos de poder para llegar ahí, les duele que hable con la frente en alto y mirándolos a los ojos porque no les debe nada.
Ellos que necesitan el conflicto como línea de identidad constante enfrentan una crisis de masculinidad ante la presencia de María Nela Prada, ante su rebeldía, ante su irreverencia, ante su coraje, ante su autenticidad.
A ella le ha bastado ser mujer, ser cruceña, ser zurda, ser feminista para ser la observada, la oveja negra, la sospechosa.
Lo que ellos no saben es que mientras más la ataquen, más crece su rebeldía, mientras más la insulten más brilla su autenticidad, mientras más la amenazan más valiente se vuelve.
Lo que ellos no sospechan es que esa cruceña ha llegado donde está para marcar un antes y un después en el imaginario de las mujeres de Santa Cruz, todas ellas, la quieran o no, reconocen en su acción una manera distinta de ser cruceña, una manera auténtica, una manera valiente, que no necesita ser válida por los del Comité Cívico pro Santa Cruz, ni por los de la Frater, ni por los políticos, ni por los farunduleros, ni por nadie que no sean ellas mismas. Y ese es el legado que está dejando María Nela.
Las WARmis.