Cerco mediático

Fueron más de 9 días de enfrentamientos, promovidos por élites fascistas y grupos irregulares que desean desestabilizar el gobierno democráticamente electo con el 55% de votos, esto por velar por intereses netamente privados, de personas que no deseaban mostrar de donde provienen sus “fortunas” que en varios casos fueron obtenidas irregularmente cuando ejercieron poder de turno en el periodo neoliberal, o cuando las dictaduras militares favorecieron a sus familias en los oscuros años 70 y 80.

En 9 días y posterior al asesinato de Basilio Titi perpetrado por el comité Cívico de potosí, existió reacción y respuesta por parte del movimiento popular en la ciudad de La Paz, auto convocándose y sobre todo para mostrar que los nefastos eventos del 2019 no deben repetirse. Lo triste de toda esta situación radica en como los grandes medios minimizaron y anularon esa masiva auto-convocatoria y acotando lamentablemente la misma no tuvo el impacto requerido pese a que nuestros medios estatales fueron los únicos que hicieron la denuncia de lo que nuevamente se estaba gestando: un nuevo golpe de estado.

Pienso que seguimos sin entender que desde octubre del 2020, SOMOS GOBIERNO y me refiero al hecho de que ya tenemos un año de gestión y que aún no tenemos presente que el tema mediático es uno de los factores de desestabilización que sigue vigente, pero no estamos tomando las medidas correctivas. Página 7 sigue generando “Fake News” de tiraje Nacional, a ello se suma El Deber y por último y tristemente, debo decirlo, he escuchado cuñas radiales de publicidad estatal en medios como ser FIDES y PANAMERICANA.

Pienso que la finalidad no era enriquecerlos y que si efectivamente no podemos cerrarlos (aunque rompen la ética periodística) mínimamente deberíamos otorgar mayor espacio y publicidad a medios alternativos y organizaciones sociales y no me refiero darles un programa o 30 minutos de entrevista, me refiero a dotar de radios alternativas y de realizar una inversión real en medios que no respondan a intereses de elites y que los mismos sean administrados por organizaciones sociales o instituciones estatales y ministerios, en pocas: cada ministerio debería tener su propio canal con grilla acorde a sus competencias con espacios de entretenimiento y difundiendo logros (que no son pocos en 14 años).

No es que tengamos mala programación, es que son pocos medios alternativos contra todo un capital privado de televisión, al cual estamos alimentando de paso con publicidad. Nadie habla de cortar la libertad de expresión, pero deberíamos ampliar esa libertad a más voces y espacios sociales y con mirada más humana y menos mercantilista.

Tiempo atrás hablaba de la necesidad de nuevos voceros y analistas políticos , pero de nada servirá tener a buenos compañeros en estos espacios si los limitamos a pocos medios de comunicación estatales, contra toda la maquinaria millonaria que gasta el empresario privado, logiero, pro-golpismo , disfrazado de medio de comunicación “imparcial”.

Gabo Campero Nava
Miembro del Colectivo La Vanguardia
Militante del MAS y del Proceso de cambio.

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