El Pitismo Estatal y la Revolución permanente

García Linera habla de la “revolución cultural permanente”, con el fin de dar continuidad a los legados de lucha, que fueron dejados de lado cuando los referentes revolucionarios pasaron del ámbito sindical a la función pública, durante el proceso de cambio, dejando huérfanos los espacios de formación del movimientos sociales.

De ahí también lo señalado fue un factor para golpe de estado del 2019 y como respuesta al mismo surgió un nuevo grupo de dirigentes, personalidades en la resistencia y analistas con tendencia de izquierda, que durante dictadura vieron que es necesario la organización y lucha para prevalecer los derechos adquiridos durante 14 años y es así que se retoma la democracia con nuevos personajes en el ámbito de la lucha y la política.

Así como en la izquierda surgieron nuevos cuadros, el fascismo también se re articula, vendiendo “democracias”, “impunidad” y “fe” al ala más conservadora de nuestra población, que lamentablemente ya capto a jóvenes sin conciencia social, resultado de la pos verdad y la orfandad de formación ideológica y análisis crítico.

Más allá de esto, con el golpe quedaron compañeros leales en la función pública que ayudaron a obtener información sobre las irregularidades de Añez y su sequito y de la misma manera al retornar a la democracia, con nosotros se quedaron varios leales al “pitismo” o peor: se quedaron los tránsfugas del proceso.

Por eso las organizaciones sociales exigen militancia dentro la función pública, ya que la misma denota lealtad, compromiso, pero más allá de la militancia es necesario la limpieza del “pitismo estatal”, que implica esto dirán muchos, implica tener dentro del aparato estatal a gente que creyó en “fraude”, gente que justificó masacres en Senkata y Sacaba, gente que cree que “se mataron entre ellos”, gente que odio el proceso de cambio porque era un indígena quien lo guiaba. Por eso hasta el día de hoy, en instituciones estatales hay tránsfugas y pititas, que son expuestos en redes sociales denunciados por compañeros leales, que retornan a la función pública y ven con tristeza como aquel que los vendió, continúa en su mismo cargo o peor aún, en un puesto mejor.

Por eso es importante recordar a Fidel Castro cuando decía:

“…Y por eso, lo primero que un militante revolucionario debe saber, debe llevar bien aprendido es que la Revolución es una tarea difícil.

Y si cualquier revolución en cualquier época de la historia podría calificarse como de una tarea difícil, la más difícil de todas las revoluciones, puesto que es la más radical y la más profunda en la historia de la humanidad, es la Revolución socialista…”

Somos MOVIMIENTO AL SOCIALISMO, con una revolución ganada en las urnas, por tanto la lucha contra el fascismo del movimiento “pitita” es una tarea larga y difícil y deberá librarse con los mejores militantes, sin dejar de lado la mística y la lealtad al objetivo histórico: EL SOCIALISMO.

Gabo Campero Nava
Miembro del Colectivo La Vanguardia
Militante del MAS y del Proceso de cambio.

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