Autonomías, dirigencias y revolución cultural permanente

En noviembre del 2021 muy amablemente este medio de prensa escrito me permitía sacar un artículo titulado “El pitismo estatal y la revolución permanente” que realizaba un análisis sobre la presencia de traidores en el proceso de cambio después de recuperar la democracia y de cómo se estaban camuflando en entidades del Estado y consiguiendo puestos laborales, causando de esta manera malestar en las bases y en otros militantes firmes, que ahora veían como aquel que los vendió en el golpe del 2019 continuaba trabajando en su institución o peor aún, había conseguido un mejor puesto y por ende mejor salario. Han sido días con muchas noticias en diferentes aspectos, entre ellos están lo suscitado con las autonomías en las universidades y sus eternos dirigentes, los cuales han deformado la consigna de la autonomía y han convertido las casas de estudio superiores en un botín de malos dirigentes y administrativos, lo cual nos llevó a re-plantear nuevamente a toda la población cual es la verdadera finalidad de la autonomía universitaria e incluso a analizar que debe existir límites para la misma, ya que esta funciona con recursos de todos los bolivianos.

Retomando el primer párrafo, también días tras veíamos como colocaban en un cargo jurídico de la Caja Nacional de Salud a una persona que se dio el lujo de denunciar al compañero Evo Morales y al hermano Presidente Lucho Arce, lo cual no duro mucho (por suerte), pero sucedió y por tanto deja un terrible precedente de lo poco a nulo de verificación de antecedentes de las personas que ingresan a esos espacios laborales.

A esta altura muchos se preguntarán, ¿qué tiene que ver la autonomía y el “pitismo” incrustado en espacios del estado?, bueno, acá va el análisis: es imperante ver en las entidades que funcionan con recursos de los trabajadores y del pueblo boliviano y que tienen un componente estatal(miembros del nivel central en sus directorios etc) deben ser controladas de manera eficiente, es muy conocido que los sindicatos médicos, no han apoyado al pueblo en la gran cantidad de nuevas medidas de mejora en la atención y que usualmente hacen presión para retirar o colocar personal a su antojo en esos espacios; al igual que con la autonomía hay que evaluar seriamente la “revolución cultural permanente” (ausencia de dirigentes formados social y éticamente), la incrustación de pititas avalados por malos dirigentes y que impulsan que personas como la señalada anteriormente de la caja nacional, ingresen a espacios laborales.

Al igual que en las autonomías, un sindicalismo sin una finalidad social es equivalente a corrupción y mal manejo de recursos. Es momento de evaluar muy seriamente las dirigencias en espacios “sociales” que durante el golpe fueron bastiones de la derecha e impulsar a que las dirigencias de sectores tan “sociales” no estén en manos de personas reaccionarias.

La educación y la salud son derechos, no pueden estar a cargo de personas que traicionan los valores éticos revolucionarios y que por ende dan mala imagen al sindicalismo, a la autonomía y por ende a la política.

Gabo Campero Nava
Miembro del Colectivo La Vanguardia
Militante del MAS y del Proceso de cambio.

Relacionado